Little Nightmares III llegó hace unas semanas de la mano de Supermassive Games y publicado por Bandai Namco en PlayStation 5, Xbox Series X|S, PC y Nintendo Switch. Esta tercera entrega nos arrastra de nuevo a un mundo oscuro y perturbador, donde acompañamos a dos jóvenes en su intento de huir. Lo inquietante de este título no es solo lo que acecha en la oscuridad, sino lo que esta oculta…
Atravesando la Nada
El comienzo en Little Nightmares III, como en toda la saga, es abrupto y desconcertante. Aparecemos en un mundo hostil sin explicaciones ni introducciones. Esta vez podemos elegir entre controlar al chico con la máscara de pájaro, o a la niña de cabello rojo. Ambos deben avanzar por un entorno que parece conspirar contra ellos y donde cada rincón es una amenaza.
La ausencia de narración explícita ni diálogos vuelve a ser la seña de identidad. Todo se cuenta a través de la ambientación y las expresiones de los protagonistas. Esto por un lado es bueno ya que nos invita a interpretar lo que vemos y sacar nuestras propia teorías de cada detalle. Pero, por otro, puede resultar confuso como nos ha pasado en esta entrega. Nos ha costado comprender cuál es el verdadero trasfondo y que es lo que realmente quieren trasmitirnos. De hecho, ha sido necesario acudir a la documentación oficial para conocer los nombres de los protagonistas, Alone y Low, así como el del propio mundo en el que se desarrolla la aventura.
Eligiendo el personaje
Algo que caracteriza Little Nightmares III es la posibilidad de elegir el personaje con el que queremos completar la historia. Si elegimos a Low podemos disparar con un arco y además es bastante ágil. Si elegimos a Alone podremos romper paredes o accionar mecanismos pesados gracias a su llave inglesa. Esto hace que sea necesario cooperar constantemente si queremos sobrevivir o resolver los puzles.
Además, ciertos capítulos introducen objetos que ayudan en la progresión, como el paraguas, que permite sortear espacios inaccesibles de otro modo, o la linterna, que facilita explorar zonas especialmente oscuras. Aunque no es lo único que habrá por ellos y es que para fomentar la rejugabilidad se han vuelto a incorporar objetos coleccionables repartidos por cada uno de los capítulos. Sin embargo, su implementación no termina de ser del todo satisfactoria.
No es posible consultar cuántos llevamos mientras jugamos, solo en la selección del capítulo, y en ocasiones ni siquiera queda claro si lo que encontramos es un coleccionable real o simplemente un objeto decorativo del escenario. Salvo que quieras conseguir todos los trofeos o logros realmente no es un gran incentivo para explorarlo todo más allá de la progresión natural de la historia.
Cooperación a distancia
Una de las particularidades más llamativas de Little Nightmares III es la posibilidad de jugar tanto en solitario como con amigos. Eso sí, solo dispone de multijugador online, por lo que si queréis comunicaros con vuestros compañeros necesitaréis recurrir a alguna herramienta externa como Discord. Técnicamente se podría pasar el juego sin esta comunicación y coordinarse en silencio pero, si vuestra intención es distraer a un enemigo, la dificultad aumenta considerablemente.
Resulta incomprensible que no se haya apostado también por un sistema de multijugador local. Las opciones que ofrece el juego en modo online, ya sea a pantalla partida o compartida, encajarían a la perfección con un modo fuera de línea. Sin esta posibilidad, el título obliga a que en una misma casa haya dos consolas o dos ordenadores, sobre todo teniendo en cuenta que tampoco dispone de crossplay.
En nuestro caso hemos jugado en solitario por este motivo y tenemos que destacar lo bien que funciona la IA del otro personaje. De hecho, dado lo oscuro que puede ser el juego, y también en parte al diseño de niveles, hemos sabido qué hacer gracias a que la IA se iba a una determinada dirección. Un ejemplo claro han sido los momentos en los que algún jefe nos ha perseguido, ya que el otro personaje iba mas rápido que nosotros hemos podido anticiparnos en algunos movimientos.
La dificultad, por otro lado, ha tenido sus altibajos. En general, el juego mantiene un equilibrio correcto entre desafío y progresión, pero hubo un nivel en concreto que nos sacó un poco de nuestras casillas. El timing estaba muy mal medido y tuvimos que repetir la zona bastantes veces. Además, cada vez que morías reaparecías en el mismo punto, lo que hacía que tanto al inicio como más adelante las probabilidades de volver a fallar fueran bastante altas.
Fiel al estilo de los anteriores
Visualmente, Little Nightmares III vuelve a destacar por su estética inquietante. Los escenarios están diseñados para transmitir abandono, desagrado en ocasiones y en cierta forma una sensación de amenaza. La iluminación juega un papel fundamental y quizás en ocasiones en su contra y deseas llegar alguna zona donde haya luces o mejor iluminación. Aún así cada zona tiene su propia identidad.
Si nos fijamos en el diseño de enemigos también sigue la línea marcada por entregas anteriores. Bichos por lo general mucho más grandes que los protagonistas, con aspecto grotescos y desafiantes. Si prestamos bastante atención a los escenarios incluso podemos ver algunas referencias a los juegos previos. Que, aunque no lo hemos mencionado, no es realmente necesario haber jugado a los anteriores para jugar a esta entrega.
(Entre las opciones de configuración tenemos poder resaltar objetos o elementos con los que interactuar)
Hemos tenido la oportunidad de jugar a la versión de Nintendo Switch y quizás sea la que peor parada ha salido en términos de rendimiento. En ocasiones hemos experimentado fallos gráficos y durante persecuciones ha habido bajadas de frames o incluso algún que otro momento en el que el juego se ha quedado congelado. Esto no llega a romper la experiencia, pero sí afecta a la fluidez en momentos clave y puede resultar frustrante en algunas secciones.
En cuanto al apartado sonoro, Little Nightmares III mantiene la línea de sus predecesores. La música es casi inexistente y se apuesta por una ambientación construida a base de efectos sonoros. Esto refuerza la tensión y el misterio, ya que cada crujido, susurro o ruido lejano contribuye a generar una sensación constante de peligro. Aunque en algunos momentos se echa en falta una banda sonora más presente, esta decisión artística es coherente con el estilo de la saga y potencia la inmersión.





