Hace cuat… cin… (¿Cómo que ocho años? Vamos no me…)
Bueno, pues hace ya ocho años os escribí estas impresiones del lanzamiento de ese experimento de Nintendo que se ha convertido (con permiso de los camiones de PlayStation 2 que sacan desde Sony cada poco tiempo para intentar evitarlo) en la videoconsola más vendida de la historia. En estos años ha habido tiempo para mucho dentro del mundo del videojuego, no digamos ya en el mundo sin adjetivos, y con ello tanto las sensibilidades como las expectativas de mucha gente ha cambiado. Y qué suerte, porque cómo de mal estaría la cosa si absolutamente todo siguiera igual que hace casi una década.
En estos años hemos visto la inevitable desaparición de Nintendo 3DS (cuya producción terminó en 2020), la muerte de PlayStation Vita (oficialmente en 2019, extraoficialmente desde el momento en el que Sony decidió que – por algún motivo- no iba a lanzar juegos en Occidente), el lanzamiento de las consolas de última generación por parte de Sony y Microsoft en 2020 (no ocurrió nada más ese año salvo que por la razón que fuera estábamos todes jugando a Animal Crossing en Nintendo Switch), y por si fuera poco en los últimos 3 años han proliferado los ordenadores portátiles de verdad para jugar a nuestras bibliotecas interminables de juegos de PC desde el sagrado trono.
Pero si algo hemos visto ha sido como Nintendo, con una idea heredada de Wii U pero perfeccionada hasta el extremo, puso patas arriba el panorama de los videojuegos. Las dudas de aquellas primeras impresiones se disiparon en un primer año repleto de lanzamientos estelares, con una expansión de catálogo nunca vista en una consola de Nintendo (ni siquiera en la época del WiiWare) y con una fórmula incontestable: puedo jugar con este cacharro donde quiera, cuando quiera y como me dé la gana.
De un arranque lento y con tan solo un puñado de títulos en la eShop, Nintendo Switch se fue abasteciendo de títulos durante el primer año, en el que la llegada de The Legend of Zelda: Breath of the Wild, Mario Kart 8 Deluxe y Super Mario Odyssey formaron la triple corona de la resurrección de Nintendo. Lo que siguió en los siguientes años fue una avalancha de indies, apoyo third party como pocas veces había recibido una consola de Nintendo desde los tiempos de Super Nintendo, y una serie de ports que todavía se asumen hechos por un equipo de magos debido a lo imposibles que parecían en su momento.
Inicio de los problemas…
Y ese fue el inicio de (uno de) los problemas de Nintendo Switch, que pocos años después del lanzamiento la consola ya iba, en términos técnicos y científicos precisos, con la lengua fuera en cuanto a potencia. Un hecho del que eran conscientes en la compañía japonesa y, según se ha conocido más tarde, estaban preparados para ponerle remedio con una revisión de la consola al estilo New Nintendo 3DS, pero que debido a una serie de eventos ocurridos en 2020 que llevaron a (entre otras cosas que no voy a mencionar) la escasez de producción y suministro de semiconductores, el plan no salió adelante y la tan sonada revisión de Nintendo Switch se quedó simplemente en un modelo con mejores prestaciones en todo… salvo en lo que más necesitaba.
No fue el único problema, ya que como mínimo hay otras dos polémicas bastante sonadas y recurrentes a partir de la mitad del ciclo de vida de la consola: la aparición de drift en los sticks de los joycon tras un uso prolongado, y la proliferación masiva de shovelware en la eShop debido a la falta absoluta de filtro de Nintendo para publicar en su plataforma (más allá de la evidente certificación que es relativamente sencilla de superar para este tipo de títulos, normalmente para un jugador).
Ninguna de las dos parece que vaya a tener solución con la nueva consola, ya que hay informaciones que indican que el sistema que montan los nuevos joycon es idéntico al del modelo anterior y, por otro lado, se siguen publicando juegos con la misma facilidad para la primera Nintendo Switch (que, por tanto, aparecerán en la tienda también de Nintendo Switch 2).
Explorando Nintendo Switch 2
Y ya que mencionamos esto, vamos a comenzar hablando de la nueva consola y nuestras primeras impresiones de uso por estos dos apartados. Los nuevos joycon son, como se podía prever, más grandes y solo un poquito más pesados. Las conexiones de los botones son ligeramente distintas y eso se nota en la pulsación, que parece un poco más suave y rápida que en los modelos para la consola anterior.
También se ha renovado la forma de los gatillos ZR y ZL, que siguen sin ser analógicos por lo que se comportan solamente como un botón (sin diferentes grados de presión); y todos los botones, además de los sticks, aumentan un poco de tamaño. Por esta parte, se agradecen en general mucho estos cambios en los controles, ya que los botones de los joycon originales eran, para mucha gente, demasiado pequeños para ser cómodos.
La novedad que más sorprende es, evidentemente, ese nuevo sensor óptico que permite utilizar ambos mandos como si se trataran de un ratón de ordenador, no solo para juegos sino también para navegar por el sistema. Usando el joycon derecho, usaremos el botón R para aceptar y el ZR para cancelar e ir a la pantalla anterior, y podremos desplazar la pantalla moviendo el stick hacia abajo (lo que normalmente sería abajo, no hacia la mesa). El uso es tan intuitivo que ahora mismo cambiaría la rueda de mi ratón por un stick en el lateral. El sensor tampoco parece una maravilla, pero para esto habrá que esperar a tener en nuestros mandos algún juego que utilice este tipo de control, en este sitio nos toca ser humildes.
La nueva tienda
Y en cuanto a la nueva tienda, pues la verdad es que no nos hacíamos a la idea de lo mal que funcionaba la eShop hasta que hemos probado la de Nintendo Switch 2. Es sorprendente la diferencia de funcionamiento, y también sorprende que lo único que hace ahora como novedad importante es… funcionar correctamente. A ver, tiene otras novedades, como por ejemplo dejarnos seleccionar en algunas categorías si queremos ver juegos de Nintendo Switch o de Nintendo Switch 2, nos deja filtrar la lista de deseos para ver solo los que están en oferta (gracias, para eso existe esa lista), y algunas novedades en cuanto a filtrado y organización de las diferentes categorías.
Vamos a importar
Después de utilizar este enlace improvisado a estas dos particularidades, y empezando por donde toca que suele ser el principio, lo cierto es que prácticamente lo primero que hace la consola la primera vez que la encendemos es pedirnos que la conectemos a internet, por favor. Esto nos instala la ya comentada actualización del primer día, y tras el primer reinicio ya nos emplaza a trasladar nuestros datos de nuestra consola anterior a la nueva. El proceso es sencillo si tenemos una conexión a internet decente, pero en mi caso me llevó varios intentos que sé que han sido mi «culpa» al 200%.
A continuación, si queremos importar nuestros videos y capturas de pantalla de nuestra consola antigua, nos pedirá que extraigamos la tarjeta SD de nuestra consola anterior y la insertemos en esta: automáticamente comenzará a copiar los archivos, y cuando acabe ya estaría… salvo porque comenzará a descargar todos los programas que hubiera instalados en nuestra Nintendo Switch anterior. Es una forma de que no se nos quede inutilizada la consola horas por estar transfiriendo datos, supongo.
Y ciertamente, una vez terminemos esta transferencia, es probable que nuestra cabeza simplemente diga: «bueno, pues ya estaría, ya está la Nintendo Switch 2». Porque en el fondo, todo esto que hace lo hemos visto antes. Todo es más, todo es mejor, todo se siente nuevo, y a la vez es tan familiar en ocasiones cuesta que se sienta como algo nuevo, que evidentemente lo es y se nota en cualquier cosa que hagamos (incluso navegar por el sistema o la tienda, como decíamos).
Nuestras sensaciones
Cuando más notaremos diferencias será, evidentemente, cuando utilicemos la máquina en el modo portátil, principalmente por el tamaño de pantalla, por ergonomía debido a este tamaño mayor de todo el conjunto, aunque sigue siendo excesivamente plana, y por los nuevos altavoces. La consola se siente mucho más cómoda, con mayor calidad de construcción, y no tan pesada como dicen los números. No se siente mucho más pesada que una Nintendo Switch OLED, y sí se siente mucho más ligera que una Steam Deck (LCD) a pesar de tener un tamaño relativamente similar.
En comparación con estas dos, podemos poner frente a frente apartados como la batería, y en esta comparativa quedaría en medio de ambas opciones. La batería de Switch OLED es una cosa casi infinita, no he conseguido agotarla nunca en una sola sesión de juego (todos dejamos la consola en el dock después de usarla, ¿verdad?), mientras que la de Steam Deck se agota en poco más de una hora y cuarto a poco que estemos usando un juego medio exigente.
Me gustaría poder extenderme más en las nuevas capacidades de la consola, en las formas de control y otras funcionalidades, pero por desgracia mi tiempo es limitado y mis recursos también. Vamos, que solo tengo Mario Kart World como juego de Nintendo Switch 2 y no he tenido tiempo de tirar de backlog y de títulos retrocompatibles. Pero sí os puedo decir que estoy mucho más contento con cómo es la consola de lo que inicialmente pensaba que iba a estarlo. Tenía ganas de poder jugar con esta evolución de Nintendo Switch, y a falta de ver cómo avanza el ciclo de vida de la consola o si nos va a dar un primer año lleno de bombazos como lo fue 2017, lo que tenemos es una fórmula mejorada que, salvo problemas que ahora son imposibles de prever, volverá a darnos unos buenos años de entretenimiento.