Desde hace unos días mi vida es muy… extraña, por decirlo de algún modo. Creo que fue hace unos diez días cuando, mientras eliminaba unos cangrejos gigantes muy molestos que han aparecido en la playa con una espada que me encontré en la orilla (brillaba mucho y no pude dejarla ahí tirada, aunque tampoco es que sepa manejarla muy bien), me desmayé, y todavía no sé cómo, pero recobré la consciencia en mi casa. Me quedé descansando en mi cama, con mi perrito, pero me volví a desmayar al cabo de poco tiempo.
Si os soy sincero, esto me empezaba a agobiar, por lo que fui a tomar el aire y a probar un poco esa espada que me había encontrado. Al final tan solo corté unos cuantos arbustos, pero detrás de uno he visto una regadera que alguien había dejado tirada en un descampado (It’s free!). La verdad es que me parecía bastante más útil que la espada, por lo que decidí abandonar la espada y llevarme la regadera. Y poco después, volvía a estar en casa, sin recordar nada más, pero de algún modo volvía a tener conmigo la espada, y la regadera estaba en la puerta de casa. Estaba bastante mosqueado, así que volví a casa y lancé la espada contra la pared, con tan mala suerte que rompí un jarrón… pero encontré el dinero que se me había perdido hace unos días. Dicen que no hay mal que por bien no venga, pero estoy pensando que quizás no fue tan buena idea coger esa espada.
El caso es que un par de días después, y con estos desmayos ocurriendo cada dos por tres, volví a dar un paseo por la playa y, donde estaba la espada, había un señor que me indicó debía devolverla inmediatamente a la fábrica de espadas porque estaba maldita, pero no tengo ni la más mínima idea de dónde está eso, aunque me suena que esté cerca del hotel que hay al lado del río, un poco más al norte de aquí. Espero que allí pueda descansar sin tener que volver a casa, que me pilla un poco lejos. O quizás tenga que atravesar el desierto, aunque espero que no, porque estos desmayos no son normales (¿será esa la maldición?) y, como me entretenga demasiado, me van a pillar a mitad de camino. Así que he ido a preguntar a la cafetería, pero como me he quedado mirando un rato un barco roto que había en la orilla, sin darme cuenta me ha venido otro de estos desmayos y de repente me he visto despertando otra vez en mi casa.
En realidad, no entiendo nada de lo que está ocurriendo, pero tengo la ligera impresión de que sí que hay alguna fuerza que me obliga a moverme, olvidarme de pensar y centrarme en actuar del modo más eficiente posible. Quizá es así como debería haber vivido hasta ahora, tomando decisiones rápidas y… Vaya, ya estoy otra vez en casa. La verdad es que ni siquiera me ha dado tiempo a darme cuenta de cuántas veces he vuelto ya aquí, sin saber cómo, pero sinceramente, no me veo capaz de esperar a que este problema se solucione solo, tengo que seguir haciendo lo que sea para remediarlo, y llegar de una vez a la dichosa fábrica.
Y también es verdad que, con esto de ir con prisas, me estoy dando cuenta de que hasta ahora no había aprovechado tanto el tiempo. Diría que ahora lo hago todo en un minuto, aunque me da la impresión de que mientras miro cuánto dinero llevo en los bolsillos y los objetos que llevo encima el tiempo se detiene, y tengo tiempo para pensar. Pero este agobio y esta sensación de que me falta tiempo vuelven cuando me decido a hacer cualquier cosa. Sin embargo, ahora me siento mucho más decidido a intentar hacer siempre algo que importe, que tenga algún impacto en el mundo o en los demás, que deje huella, que persista de algún modo, y que ayude a que este mundo progrese.
En realidad, quizás no fue tan mala idea coger esa espada. Creo que ha cambiado mi vida. La voy a devolver, como me ha dicho ese señor, pero lo que me ha dado mientras la portaba conmigo ya no me lo podrá quitar nadie. Quien sabe si lo aprendido me será útil para afrontar nuevos desafíos en mi vida después de devolver la espada …
