Traemos hoy el análisis de un juego pequeñito del estudio Panda Indie Studio, que llegó a PlayStation 4, Xbox One y Switch el 12 de febrero de 2020.
Project Starship es un shmup bullet hell cuyo planteamiento base es muy conocido: un número limitado de vidas, una serie de power ups y objetos utilizables, y balas infinitas de uno y otro bando con multitud de luces y colores en pantalla. La propuesta es tan arcade que incluso la pantalla de título nos saluda con un Insert coin en lugar del típico “pulsa cualquier botón”. Y en realidad ya está, esa es toda la propuesta de Project Starship, el primer proyecto del estudio que empezó su andadura en Steam hace cuatro años.
Con tan solo cuatro inputs diferentes (movimiento, disparo, ralentizar un poco todo lo que ocurre en pantalla -incluso nuestro movimiento- y usar objeto), el juego básicamente consiste en sobrevivir a las oleadas de enemigos en cualquiera de sus dos dificultades mientras disparamos a todo lo que se mueve e intentamos evitar los cientos de balas que podremos llegar a ver en pantalla para ir superando zonas. Cada cierto tiempo nos enfrentaremos con enemigos más fuertes de mitad de nivel, y a un jefe final que constará de varias fases y que nos pondrá en un aprieto, aunque normalmente lo único que tendremos que aprender es a movernos, porque no hay ninguna penalización por mantener pulsado el botón de disparar.
Las fases son aleatorias, aunque muchos enemigos tienen siempre los mismos patrones y aparecen en las mismas posiciones. Comenzamos con cinco escudos en nuestra nave, lo que significa que al sexto golpe explotaremos si no recogemos algún potenciador que nos dé otro escudo (son bastante escasos), y aunque parezcan muchas vidas es bastante más complicado de lo que podríamos suponer. La cantidad de potenciadores es bastante variada con escudos, torretas, objetos que nos resucitan y que por algún motivo que desconocemos son setas de color verde, cambios de láseres por shurikens… a lo que tenemos que añadir los objetos consumibles que tendrán efectos más o menos notables, como limpiar la pantalla de enemigos y/o proyectiles.
Aparte de esto, podremos acceder a una serie de eventos más locos (literalmente llamados Mad events) en los que básicamente nos pondrán en más aprietos de lo normal y, si logramos sobrevivir, conseguiremos una recompensa en forma de power up de los más eficaces. Lamentablemente, tampoco podemos evitar entrar en una de estas fases, ni siquiera tenemos muy claro cómo o cuándo se inician dada la ausencia de explicaciones a lo largo del juego (creemos que es completamente aleatorio), por lo que quizás puedan llegar a suponernos más un inconveniente que una oportunidad para mejorar nuestra partida. Todo dependerá, por supuesto, de nuestra habilidad para esquivar los obstáculos y de la suerte que tengamos al recibir el potenciador posteriormente.
Esto es un poco tópico, pero en el apartado técnico, aunque nada destaca especialmente, tampoco hay nada que moleste: la música es correcta y se adapta a lo que ocurra en pantalla (digamos que tenemos una para la situación normal de partida, otra cuando vamos sin escudo y otra cuando cogemos un potenciador en concreto), las animaciones son simples, todo es muy colorido, y en general se puede seguir la acción en pantalla, sin encontrarnos con bugs que nos arruinen a partida.
Pero si hay precisamente un problema principal en Project Starship (y siento mucho dejar siempre lo malo para el final) es que ya no hace nada más, salvo lanzarnos trofeos a la cara. Tiene muy pocos y se consiguen muy fácilmente, por lo que quizás su mayor reclamo para algunos sea esto, poder obtener logros fáciles y baratos, jugar una tarde y olvidarnos de él. No vamos a encontrar mecánicas innovadoras o una revolución de este tipo de juegos, pero sí un entretenimiento sencillo y directo, colorido, que nos puede recordar a otra época, y con cierta variedad de enemigos a los que aniquilar.