Otro octubre más en el que Nippon Ichi Software pone su granito de arena para que podamos pasar miedo. En esta ocasión lo hace con Yomawari: Lost in the Dark una nueva entrega de la saga Yomawari que ya está disponible para PlayStation 4, Nintendo Switch y PC.
Cierra los ojos
De nuevo volvemos a estar en un pequeño pueblo japonés donde la protagonista, en esta ocasión, es una chica llamada Yuzu. Tras los acontecimientos del inicio del juego veremos que despierta sola en un bosque nevado. No sabe por qué ni cómo ha llegado hasta ese lugar así que, con valor, y porque no le queda otra, comienza a caminar hasta que encuentra a una chica misteriosa.
Parece conocernos, aunque nosotros a ella no, y nos comenta que ambas hemos sufrido una maldición. Si Yuzu no consigue recuperar sus recuerdos antes de las 6 ambas estarán condenas eternamente… Así es como sin saber exactamente lo que hace la maldición, ni lo que tiene que recordar y sin presión ninguna por el tiempo, pone rumbo de nuevo a su lugar natal.
Un lugar natal que ha cambiado desde la última vez que lo recorrió, pues ahora todas sus pesadillas y fantasmas del folclore japonés se han convertido en una realidad. Sin nadie que nos ayude más que una linterna y los ruidos de la noche, ¿conseguirá Yuzu ponerle fin a la maldición?
Yomawari: Lost in the Dark vuelve a ser un juego bastante intuitivo en lo que se refiere para completar la historia. Nos habría gustado que Nippon Ichi Software hubiera arriesgado un poquito más en esta entrega y que nos volviera a dejar con la boca abierta como con el primer Yomawari. Siguen usando los mismos patrones por lo que el factor sorpresa es cada vez menor. No implica que sea un mal juego, de hecho, ha sido muy disfrutable, y nos ha ido dejando con ganas de seguir jugando para poder resolver el misterio que hay en esta ocasión.
Lo que si nos ha dado la impresión es que con este juego han buscado que completemos la historia como más nos apetezca. En cierta manera no está tan marcado el orden de las zonas que tenemos que completar. Siempre que hayamos encontrado el objeto, que nos de pie a encontrar el recuerdo, esa zona del mapa se desbloqueará. Si acudimos a la zona que no debemos, por no haber encontrado el recuerdo, moriremos.
Pocas novedades incorporadas
La estructura de Yomawari: Lost in the Dark no presenta apenas novedades comparado con lo que ya pudimos ver en las entregas anteriores. Una vez más tenemos que recorrer calles poco iluminadas con el fin de encontrar objetos clave que nos permitan progresar en la historia. Estos objetos pueden ser meramente coleccionables, que nos amplíen la información de la historia o incluso que sirvan para comenzar algunas submisiones.
Es importante iluminar bien las zonas con la linterna ya que si no hay luz no vamos a poder recoger el objeto. Dicha linterna también nos puede servir como arma para ahuyentar a algunos espíritus, aunque hay algunos otros que se sentirán atraídos por su luz. Así que no nos quedará otra que apagar la linterna y correr. Pero correr siempre que haya un fantasma cerca hace que nuestra barra de resistencia disminuya mucho más rápido.
Es por ello que se echan en falta los Charms o Talismanes que había en Yomawari: Midnight Shadows. Estos nos permitían mejorar los atributos de nuestra protagonista como hacer que pudiese correr más correr más, o que incluso los fantasmas nos perseguían lo hiciesen más lentamente. Ahora solo nos quedan dos opciones para hacerle frente a los fantasmas: huir/esquivar o en determinados casos cerrar los ojos y esperar a que el fantasma se vaya.
Esta nueva mecánica, que sustituye a la opción de escondernos en los arbustos, nos sirve para evitar a los fantasmas. No con todos los fantasmas funciona por lo que supondrá la muerte instantánea. También vamos a tener que emplear esta mecánica para resolver algunos puzles de la historia, por lo que es muy importante, entender las pistas del juego. Esto nos lleva a un “problema” recurrente en la saga y es que sigue sin llegar en español.
Se renueva también la plantilla de enemigos, pero también se rescatan algunos de los más conocidos desde el primer juego de la entrega. Si pensabais que os ibais a librar del segador, las arañas o los bebés aterradores no va a ser así. En cierto modo esto es bueno pues es muy probable que ya sepáis cuáles son sus puntos débiles o cómo distraerlos. Para esto último no nos han añadido nuevos objetos y diría que tenemos menos variedad que en Yomawari: Midnight Shadows.
Puedo entender que esto se deba a que quizás no se lleguen a usar mucho dichos objetos. En nuestro caso siempre hemos tenido el máximo de objetos y solo los hemos usado por obligación. Un ejemplo sería porque teníamos que pasar por un lugar determinado o para poder completar alguna misión secundaria. Estas misiones secundarias son lo que menos me ha gustado del juego porque más que ser complicadas han sido un coñazo. Algunas implicaban ir al punto A al punto B andando y se han hecho eternas.
Menos mal que para movernos por el mapa volvemos a tener los teletransporte en las estatuas de Jizo. Esta vez han estado bastante bien repartidas por las zonas por lo que ir a por todos los objetos se ha hecho relativamente cómodo. Estas estatuas si es la primera vez que jugáis a la saga sirven también para guardar la partida, pero a cambio de gastar una moneda. Aunque no es la única forma de guardar ya que podemos hacerlo en teléfonos en determinados escenarios o de forma gratuita en la cama de Yuzu.
Liberando a los fantasmas
Si queremos recuperar los recuerdos de Yuzu vamos a tener que enfrentarnos a una serie de fantasmas de lo más variados. El cómo acabar con ellos no nos va a llevar mucho tiempo por lo general. Todo depende de lo que tardemos en descubrir la mecánica y lo que tenemos que hacer para sobrevivir. Hay que darle un punto positivo en este apartado ya que vamos a tener enfrentamientos bastante originales.
Eso no quita que hayamos sentido también un desbalanceo en algunos otros. En ocasiones algunos requerían bastante habilidad y reflejos y otros que ha sido un paseo superarlos. Por este motivo diría que el juego no es para todos los públicos y que requiere de paciencia y práctica. Y sí, en alguna ocasión nos hemos desesperado y hemos querido lanzar el mando por la ventana.
Una vez hemos conseguido superar la fase del jefe en cuestión se nos desbloquear la posibilidad de ver el recuerdo de Yuzu. Os recomiendo que prestéis bastante atención a lo que ocurre y dicen pues luego os va a ser de bastante utilidad. Además, cada vez que superamos o completamos un recuerdo, aparecen nuevas misiones y objetos en las zonas que acabemos de completar.
¿Parece el mismo diseño?
Visualmente Yomawari: Lost in the Dark apenas ha cambiado y en esta ocasión es algo que agradecemos. Es algo que funcionó desde el primer momento y que sigue haciéndolo. Tiene una estética muy bonita y amigable y que, desde el primer momento, consigue una atmósfera de tensión mientras escuchamos el ruido ambiente de la noche.
Esta falta de cambio, o de apenas cambio, hace que la primera impresión que tengamos es que estamos volviendo a jugar en el mismo mapa que los anteriores. Y salvo, que te pongas a comparar mapas, es un poco difícil de apreciar. Se debe en cierta medida a la reutilización de assets y zonas como el colegio, las calles comerciales o incluso la casa de la protagonista.
Algo que vuelven a repetir aquí son los cambios de perspectiva de isométrica a lateral. En algunos momentos incluso han jugado también con la inversión de los controles y distorsión de la cámara. Esto ha hecho que tengamos algunos momentos muy divertidos sin saber qué es lo que estábamos haciendo.
Para aquellos que jueguen con poca asiduidad también volvemos a tener un registro de lo que hemos ido haciendo. Y para facilitarnos un poco más la cosa también podemos marcar o fijar el recuerdo que estamos haciendo. Nos habría gustado que dicha marca también apareciese en el mapa, pero no ha sido así. Son pequeñas adiciones a la experiencia de usuario que hubieran hecho del juego algo mejor de lo que es.
Nos habría gustado que, dado que el juego había salido mucho antes en Japón que, en Occidente, que hubiera llegado más depurado. Hemos tenido ciertos errores que nos han obligado a cerrar el juego o matarnos para poder seguir avanzando. Por ejemplo, en el colegio si esquivamos al fantasma que nos sigue (que no ocultarnos) se produce un error que hace que no puedas interactuar con nada. O algunos de los perros del distrito comercial si no les lanzas la comida en la posición correcta no nos lo darán como válido.
En Yomawari: Lost in the Dark seguimos alabando su apartado sonoro. Es totalmente recomendable jugar con auriculares para poder apreciar en todo su esplendor los efectos de sonido y sonidos ambientales. Al igual que ocurría con las otras entregas solo vamos a tener un tema que se puede escuchar en el menú principal, durante los créditos y cuando usemos el reproductor de música en la casa de Yuzu.