Hace unas semanas nos llegaba a PlayStation 4 y Xbox One el juego de rol de la vieja escuela Pillars of Eternity: Complete Edition. Esta edición nos llega con sus expansiones The White March Part I y II, por lo que aumenta notablemente las horas de disfrute del título.
Este proyecto salió de Kickstarter con un resultado muy positivo triunfando rápidamente en PC. Pero la cosa no quedó ahí, los buenos de Obsidian Entertainment, Paradox Interactive y 505 Games nos han dado la oportunidad de jugar en las consolas de esta generación a este sucesor espiritual de los juegos de rol clásicos como Baldur’s Gate o Icewind Dale.
Otra vez, pero esta vez, en consolas
Una de las gratas sorpresas de este port a consolas es que nos llega en Español (aunque hay algunas frases sin traducir y algún que otro fallo), bien necesario para disfrutar de su ingente cantidad de textos y descripciones de su historia.
Respecto al paso de los controles de teclado/ratón a mando de consola he de decir que está muy bien resuelto. Aunque como es normal, nos costará un poco acostumbrarnos a ellos, pero una vez que lo hayamos pillado, lo agradeceremos. Tenemos disponibles así todas las opciones (que no son pocas) en pocos movimientos de botones.
Libertad desde el principio
Como suele ser habitual en muchos juegos de rol, vamos a tener que crear a nuestro personaje principal en un editor que nos dará mucho miedo si no estamos acostumbrados al rol occidental. El sistema de Pillars of Eternity tiene tantos matices y tantas cosas que tener en cuenta para aprovechar al máximo al personaje que solo nos quedará ir aprendiendo conforme jugamos. Hay muchos parámetros que vamos a tener que saber controlar y saber bien para que sirven (en el juego tenemos un listado de términos para ayudarnos) ya que son fundamentales para las dificultades más altas.
Y no solo hay que tener en cuenta las batallas a la hora de escoger nuestro personaje, oficio, trasfondo, etc, sino que ciertos parámetros también afectan a la parte narrativa de la historia. Durante algunas partes de historia o conversaciones podemos realizar ciertas acciones si cumplimos unos requisitos de parámetros del personaje, haciendo esto que cada partida pueda ser diferente.
Por lo que tenemos la libertad como principal pilar de este título. Crear a nuestro personaje no solo depende de la clase o raza que escojamos, si no que hay otra seria de factores (como las respuestas que escojamos, como resolvamos ciertas misiones, etc.) que hará que nuestro personaje se torne hacia una dirección u otra.
La historia, nuestra gran amiga
Pillars of Eternity se caracteriza por tener una profunda trama que se apoya en múltiples historias y subtramas que aportan riqueza al mundo donde se desarrolla y hacen creíbles los sucesos de sus habitantes. Empezamos la historia descubriendo como, nuestro personaje, acaba siendo un Observador (ven el alma de las personas y muertos) y se ve envuelto en una serie de intrigas políticas y fantásticas para descubrir el porqué de su nuevo «poder» y resolver los problemas que existen en esas sociedades como los repentinos nacimientos de niños sin almas. La historia, los personajes y las decisiones de la misma no son superficiales, tienen una carga adulta y más de una vez ponen a prueba nuestra ética a la hora de resolver ciertas situaciones. Con esta pequeña pincelada creo que es más que suficiente para poneros en situación, ya que la historia a mi parecer es el punto más fuerte del título, y como se puede ir desarrollando.
Las misiones son bastante variadas, y sobre todo las formas en las que podemos realizarlas. Muchas veces estaremos pensando que estamos haciendo algo bueno hasta que escuchamos las razones de la persona que nos han encargado matar, dejándonos la incertidumbre de a quién hacer caso y cómo debemos llevar la situación. Resulta muy gratificante poder ser racionales en nuestras decisiones, o si queremos, ir a matar directamente (lo que afectará por ejemplo a como nos ven nuestros aliados), aunque obviamente hay situaciones en la historia que hagamos lo que hagamos se resolverán de una misma manera.
En nuestro diario se diferenciarán las misiones principales de las secundarias, así como otras tareas menores. En nuestra mano está el orden de hacerlas unas antes que otras. Podemos ir tranquilamente explorando todos los rincones (si los enemigos nos dejan, claro) o ir directos a la historia principal, todo cuenta.
El baluarte
A partir de cierto punto de la historia, acabaremos siendo el amo y señor de cierto “terreno” en el cual podemos construir instalaciones como posada, tiendas, etc, para nuestro disfrute. A pesar de no ser obligatorio para la historia el ir evolucionándolo sí que será de ayuda y entretenimiento. En ocasiones nos visitarán otros personajes y nos pondrán en ciertas situaciones para que podamos darles consejos o ayudarles (además de repeler ataques enemigos). El sistema del baluarte es muy completo y hace que, si queremos, podamos olvidarnos de la historia principal e ir mejorando nuestro “reino”.
Personalizando a los personajes
Además de lo que hemos visto en la creación de personajes, hay más maneras de ir mejorando a los personajes. Su equipación, un aspecto fundamental será la más obvio para mejorar en combate. Nos encontraremos numerosas piezas de equipación tras los encuentros que podemos incluso encantar para ganar ciertas bonificaciones contra por ejemplo, un tipo de criatura. Cada personaje a su vez, puede llevar varios tipos de armas, para cambiar en combate dependiendo de cual requiera cada situación (nuestra cabeza siempre deberá estar en funcionamiento durante los combates).
La recolección de plantas, alimentos, etc, nos sirve para crear objetos (ya sea comida, pergaminos mágicos, u otros) que nos ayudarán en combate de una u otra forma. Las posibilidades son tan altas, que como ya he dicho cada partida se puede enfocar de muchas maneras posibles, y no podría ir nombrando en el análisis cada una de ellas. Es el turno del jugador el ir investigando cada una de ellas. Hay quién preferirá poner trampas, otros que incluso prefieran evitar el combate lo máximo posible, y otros que directamente vayan a matar.
Pausa, cuidado, pausa
El combate de Pillars of Eternity es uno de rompecabezas más difíciles del juego. La estrategia es más que necesaria si queremos salir con vida de los múltiples encuentros que tendremos. A la mínima podemos sufrir grandes daños (aunque siempre podemos guardar antes de cada encuentro y cargar de nuevo), por lo que nunca, repito, nunca, debemos confiarnos.
Nuestro gran amigo será la pausa en combate para: ir dirigiendo al equipo, darles las siguientes pautas de acción, estar atentos en todo momento de la vida del enemigo (y de la nuestra de paso), entre otras ventajas por lo que de esta forma podremos tener el control del combate. La posición de los personajes, el arma que llevan actualmente, las magias que pueden o no pueden hacer, todo, en definitiva, hay que tenerlo en cuenta. En este punto debemos comentar que el juego tiene varias dificultades y una de ellas, la más básica, es el Modo Historia, en el cual el combate pasa a un plano secundario para que podamos disfrutar de la historia sin preocuparnos por estas cuestiones. Respecto al combate también tenemos acceso a una IA personalizable para cada personaje, si queremos ir un poco en “modo automático”.
En definitiva, estamos ante un título bastante complejo de dominar, y que solo con horas de experiencia podremos llegar a eso. Lo principal al principio es no agobiarse con tantas opciones que nos ofrece el juego, “solo” tenemos que aprender la manera que nos guste jugar.
Preciosismo a cada paso
Nada más hay que ver las imágenes para ver el nivel de detalle que nos ofrece visualmente. Unos fondos muy trabajados y llenos de vida que son acompañados por melodías y ambiente que ayudará a introducirnos bastante en el mundo. Estaremos acompañados de un ciclo de día y noche que tiene también su sentido y que afecta al mundo. Las imágenes de este análisis corresponden con una etapa temprana de la historia, ya que no quiero spoilear con imágenes y prefiero que descubráis los entornos por vosotros mismos y os sorprendan. Una pena son los tiempos tan largos de carga, que nos cortarán ese ambiente y la fluidez de la acción.