¿Qué hay mejor que un RPG? Esta pregunta se la debió hacer Experience Inc. y la respuesta que obtuvieron vino en forma de dungeon crawler, un género que se caracteriza por presentar una exploración de mazmorras en primera persona. Y eso es precisamente este Ray Gigant, título que fue lanzado para PlayStation Vita a mediados de 2015 y que tardamos un poco más de tiempo en disfrutarlo en Occidente, que fue lanzado para esa misma plataforma en mayo de este mismo año y que desde agosto tenemos disponible para PC gracias a Acttil.
Una trama argumental de peso
“Como a cualquier otro niño, me solían gustar los dinosaurios. Un cierto pensamiento cruzó mi mente cuando descubrí que eran fósiles de animales extintos. ¿Nos encontrarían a nosotros también como fósiles si se extinguiera la raza humana?”
De esta manera nos introduce una misteriosa voz en el mundo de Ray Gigant, que nos sitúa en un futuro cercano en el que las principales ciudades del mundo han sido devastadas por unas gigantes y terroríficas criaturas conocidas como Gigants. La cinematográfica inicial nos muestra cómo, en un primer momento las fuerzas militares intentan hacer frente a esas criaturas, aunque fracasan en su misión al ser éstas inmunes a las armas de fuego.
Es en este punto es cuando aparece nuestro protagonista, Ichiya Amakaze, que gracias a un misterioso poder llamado Yorigami, que de alguna manera se canaliza a través de su talismán, consigue vencer a un Gigant mediante una gran explosión. Por desgracia, este poder se vuelve incontrolable y acaba destruyendo la ciudad que intentaba proteger. Tras esta experiencia, Ichiya pierde la consciencia y es trasladado a una base segura, y es en este momento, dónde empieza el juego, que nos presenta un argumento que nos enganchará desde el primer momento y que no llevará a luchar contra estos Gigants.
Desde el principio nos pondremos en la piel de Ichiya, pero durante el juego veremos la historia desde los diferentes puntos de vista de los personajes co-protagonistas Kyle y Nil. Esta característica del juego es bastante interesante ya que el desenlace del mismo entrelaza las vivencias de los tres personajes.
Ray Gigant tiene una historia bastante marcada, que además va evolucionando de manera muy correcta durante el juego, por lo que podemos intuir desde el principio que el juego tiene bastante de novela visual en la que, eso sí, nos encontraremos con largas conversaciones entre los personajes que son las que articulan el argumento de Ray Gigant.
Otro aspecto interesante, aunque no novedoso, dentro de esta parte de novela visual es la posibilidad que tendremos de interactuar con los demás personajes mediante la opción de elegir una respuesta entre varias opciones a una pregunta o comentario que nos hagan. Esto afectará a las relaciones entre los personajes, y hará más llevaderas las largas conversaciones que van manteniendo durante el juego.
Exploremos y acabemos con los Gigants
Ray Gigant nos plantea una mezcla interesante. Por una parte, contamos con elementos de novela visual que comentábamos y que es lo que nos mantiene pegados a la pantalla sin parar de jugar; y, por otra parte, contamos también conelementos de RPG y dungeon crawler. Esta combinación hace que su punto fuerte también se centre en la exploración de mazmorras y en la lucha contra el enemigo, los Gigants.
Las mazmorras, o Megalosites, se muestran de manera sencilla durante el juego. La exploración de las mismas se convierte en una tarea simple ya que desde el primer momento contamos con la ubicación de los enemigos y de ciertos objetos. Así, en relación al mapa, nuestra única misión será la de descubrir cada bloque, dando como resultado una exploración muy fácil de llevar a cabo y muy limitada también, ya que las mazmorras se componen principalmente de pasillos y salas lineales, y como en muchos otros títulos, el mapa se irá trazando a medida que pasemos por cada bloque o casilla.
No hay, pues, mucho margen de estrategia en Ray Gigant con respecto a la exploración. Al conocer la ubicación exacta de los elementos podemos prever todos los acontecimientos que tendrán lugar dentro de los Megalosites, con muy pocas excepciones como algunos rompecabezas sencillos.
Podremos esquivar perfectamente la mayoría de batallas prescindibles, y, aunque en las primeras mazmorras es recomendable combatir siempre que se pueda para aumentar en nivel de los personajes, una vez entremos de lleno en el desarrollo de la trama, podremos saltarnos a los enemigos con los que no queramos luchar.
El sistema de batalla no presenta grandes novedades comparándolo con otros juegos del mismo estilo, pero combina perfectamente con la historia del juego y permite hablar de una jugabilidad bastante correcta. Como decíamos, los enemigos están perfectamente localizados en el mapa y tan sólo hay que acercarse a uno para empezar una batalla. Estos enemigos se dividen en colores según nos dice el juego por su influencia sobre el lugar, aunque es perfectamente extrapolable a su nivel de dificultad. Los azules son lo enemigos más sencillos, los amarillos presentan una amenaza media y los de color rojo son los que más nos costarán.
Una vez empecemos una batalla, veremos cómo estas se van desarrollando por turnos, aunque con un sistema que difiere de las batallas por turnos más tradicionales. Tendremos unos Action Points (AP) o puntos de acción que iremos consumiendo a medida que queramos llevar a cabo acciones ofensivas. Cada vez que ataquemos se consumirán una parte de estos AP que iremos recuperando cuando seamos atacados por el oponente o por cada turno que nos mantengamos sin atacar.
Manejaremos a tres personajes a los que les iremos indicando como proceder en cada turno, teniendo en cuenta que durante el juego deberemos identificar el tipo de oponente con el que luchamos ya que los diferentes ataques que realicemos serán más o menos efectivos contra éstos. Por ejemplo, los golpes físicos de Ichiya son poco efectivos contra Gigants aéreos. Estas ventajas nos las explican en uno de los tutoriales del juego, por lo que no supondrá un problema acabar dominándolas.
Un aspecto a considerar es el Modo Parásito que nos hará perder energía cuando no consigamos vencer a un enemigo antes de diez turnos. Así, pasaremos a consumir vitalidad con cada ataque que realicemos en lugar de consumir AP.
También nos encontraremos con un Modo Slash Beat, que podremos usar mediante los Slash Points (SP) y que permite efectuar ataques bastante más potentes que vendrán muy bien, sobre todo para jefes finales.
En las mazmorras o al ganar las batallas, encontraremos cristales que podremos usar para ir evolucionando a los personajes en tres aspectos diferentes: apartado físico, de comandos, y objetos, en el denominado árbol de evolución.
Durante nuestra exploración de cada mazmorra, tendremos la opción de volver a la base para guardar la partida, aunque cada vez que queramos regresar a la mazmorra empezaremos desde el principio. Esta es una opción que no hará falta que usemos mucho ya que tras cada combate la salud de los protagonistas se regenera.
Estilo anime
El apartado gráfico del juego es bastante destacable. La parte de novela visual se nos presenta ciertamente con el aspecto de un anime japonés en toda regla. Durante las batallas los gráficos no bajan el listón, aunque es cierto que los ataques no están animados y sólo se ve cómo se hiere al enemigo en lugar de ver a nuestros protagonistas atacando,lo que le quita un poco de encanto.El diseño de los personajes es muy acertado y en una pantalla de ordenador se ven espectaculares.
Los escenarios de las mazmorras en 3D cuando las exploramos nos dejan una sensación no muy buena al estar poco trabajados y ser bastante monótonos. De hecho, los escenarios son bastante mejores durante las batallas.
Con respecto a la música que acompaña al juego, tenemos que admitir que complementa el juego de manera espectacular. Hay temas, que, aunque en ocasiones desentonan con lo que vemos normalmente en un RPG japonés, encajan muy bien en el ambiente del juego.
Las voces nos llegan a Occidente en Japonés, cosa que le suma puntos al juego, pero nos tenemos que conformar con los textos en Inglés.